QUIÉN SABRÁ...
Quién sabrá
si de la madre de mi madre
herede el tamaño y la posición de sus lunares
como se hereda el cáncer al seno izquierdo
como se hereda la maternidad de dos crías
herede la sordera de su oído derecho
como se hereda la afición por la caza
como se hereda el judaísmo
herede su sueño fruncido
como se hereda la temprana edad de la muerte
como se hereda el sabor agridulce de la saliva.
Quién sabrá
si para mi deleite o mi fastidio
de la madre de mi madre
herede un nieto arqueólogo,
una nieta poeta
cuya única obsesión
sea hablar de la madre de su madre
encontrada muerta a los 63 años
en su vieja habitación de la calle Owen
o herede tan solo los lunares
la sordera
el ceño fruncido.
Nada pienso
Cuando toca mi mano
El papel
Y aparece el Cangrejo
Sonriente
Sobre mi mano
Y nada pienso
A la hora del sexo
Ni en amar
Tu baba sangrante
A la hora de amar
Y tengo miedo
De la torpeza
Con que toco tus pies
Tus exagerados ocho pies
Cual vacas negras
En la noche
Rumiando
Babeantes
Una encima de otra
Fundidas y negras
Desapareciendo en la obscenidad
VUELTA ALREDEDOR DEL PARQUE
Dime en qué piensas cuando coges la bicicleta
y das la vuelta alrededor del parque,
cuando te persiguen los automóviles
con faros rotos
y por ahí aparece el auto del hombre
que murió ahogado.
Dime en qué piensas cuando nadas
y te sumerges hasta el fondo del mar;
si deseas ya no pensar
sino voltear la esquina,
detenerte,
tomar un agua cielo,
y seguir dando vueltas alrededor del parque.
Dime por qué detienes la mirada en el anciano filatelista
que pasea de la mano con su enfermera,
en la pareja que sentada en una banca se acaricia
frenéticamente,
en el perro que orina sobre el poste de luz.
Dime por qué detienes la mirada en ellos
y en cada vuelta alrededor del parque ya no los reconoces;
y aunque escuches decir
que no hay nada más aburrido que dar la vuelta alrededor del parque,
piensas en lo que piensas a la hora de introducirte al mar
en que mañana tendrás que sacar la basura,
recoger a los niños de la escuela,
buscar el lugar y el momento preciso para amar...
Y tú sin darte cuenta,
mientras haces todas esas cosas,
desearás recuperar la ansiosa necesidad de dar la vuelta
alrededor del parque
porque en el momento en que piensas en todo aquello
te impides sentir el viento acariciar tu rostro, tus manos, tu espalda;
a la vez que te impides sentir el agua salada
cuyas gotas brotan de tu cuerpo como pequeñas esferas de sal;
porque cuando coges la bicicleta y das la vuelta alrededor del parque
esperas que una ola te tumbe y te deje varado en la orilla
en una tarde azul.
SI HUBIESE NACIDO A LAS 15:00 HORAS . . .
Si hubiese nacido a las 15:00 horas
del segundo jueves de junio del año 37
sería un jazzista negro con saxofón en mano
tocando en los honky tonks de New Orleans;
no levantaría la ceja derecha cuando soplo
ni tocaría la cítara a medianoche cuando no te veo llegar,
no sufriría de turet
ni asistiría al psiquiatra dos veces por semana,
no fumaría una cajetilla de cigarros a diario
ni rechazaría a los perros por temor a que orinen
encima de mí.
Pero lamentablemente,
resulta ser que no soy nada de lo que hubiese sido
de haber nacido en la fecha apropiada.
Y aunque no soy negro
ni saxofonista
ni conozco New Orleans,
a la mañana siguiente
nuevamente pensaré en lo que no he sido
por no haber nacido el segundo jueves del año 37;
resignándome a haber nacido el día de la salamandra
que pocas veces cae jueves
y que a las 15:00 horas
me recuerda a un jazzista negro con saxofón en mano
tocando en los honky tonks de New Orleans.
De "Vuelta alrededor del parque"
CONVERSACIÓN CON MI PADRE EN LA ESPERA DE UNA RESPUESTA
Caminando junto a las murallas citadinas,
me pregunto por qué me asalta este temor de caminar entre el tumulto
por qué bebo licor barato de tus labios, licenciosa noche.
Y solo el silencio iracundo responde
con su silente carcajada irónica.
Piqué la locura y le contagié mi lepra.
Hijo, resume tu vida en tres líneas.
Y eso hice,
con cierta tristeza por mi suerte:
Apenas 18 años,
estéril,
sin poder amar aunque lo ansíe con locura.
Hijo, no llores
te perdono.
Y a manera de consuelo me dijo:
«La vida es un mamarracho indecente»
Y después de un tiempo,
sonreí.
POEMA ACERCA DE LA MUCHACHA QUE SE ACOSTÓ CONMIGO ANOCHE
Este poema no es para ti
ni para ella.
No habla de ti
ni de mí,
tan solo de la muchacha que se acostó
conmigo anoche.
Habla de mi tristeza
cada vez que viajo en autobús
regreso a casa,
de mi temor a trepar árboles
de mi afán por no estar
cuando gritan mi nombre
cuando las multitudes me aplauden.
Y vuelvo siempre
a mi insana cultura,
a los susurros
de mis senos arrepentidos,
a la pregunta
que tanto me cuesta responder.
Es cierto,
hablo de mi temor
a trepar árboles y muchachas
que viajan en autobús.
Y vuelvo siempre
Y balbuceo.
©Romy Sordómez
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